2018: ¡A poner en práctica lo aprendido!

presidente 

 

 

 

 

 

 

 

Trujillo, 15 de diciembre del 2017.- Los “tentáculos” de la corrupción han llegado muy lejos en nuestro país, quebrantando ahora el orden constitucional y por ende la estabilidad política del Perú. Este fenómeno traiciona los principios morales y las normas de justicia social, distorsiona el papel de las instituciones representativas y hace que prevalezcan los intereses particulares en vez de los intereses del Perú.

El escenario que ha vivido el Perú en estos últimos días ha sido muy crítico y, por ende, la Cámara de Comercio y la población han demandado mucha prudencia y tino a los miembros del Poder Legislativo en la toma de decisiones sobre vacar al presidente; así como los cuestionamientos al Tribunal Constitucional y la Fiscalía de la Nación. En este contexto, es importante resaltar el criterio y compromiso que han tomado los líderes de los diferentes frentes políticos para no afectar a la población y a nuestra economía, en especial el posicionamiento que nuestro país ha logrado con mucho esfuerzo gracias al empeño de peruanos luchadores.

Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), el Perú es catalogado, desde el 2008,  como una economía de ingreso medio alto y para avanzar en su camino hacia uno de renta alta debe mantener tasas de crecimiento sostenidas como las observadas en los últimos años. En la misma línea, de acuerdo a estadísticas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el crecimiento de las exportaciones del Perú en el período enero a setiembre del 2017 alcanzó el 25 %, ocupando el primer lugar en crecimiento exportador en el continente, un logro importante que fortalece nuestra imagen en los mercados internacionales.

Cifras a parte, también estamos en camino a impulsar más nuestra productividad de la mano de la innovación, reducir la informalidad, combatir la inseguridad ciudadana; además están pendientes retos muy importantes  como son la mejora de los servicios de salud, saneamiento, educación y la añorada Reconstrucción con Cambios que debería dinamizar nuestra economía y prepararnos para los próximos embates de la naturaleza que ya están anunciados.

Para todo esto, necesitamos avanzar con estabilidad política, un pilar fundamental que caracteriza a una democracia plena. La estabilidad política es la base para impulsar el desarrollo de una nación, la cual no debe opacarse por rivalidades partidarias y deseos ajenos a las verdaderas necesidades de la población. Un clima de inestabilidad política, definitivamente, perjudica la capacidad de nuestro país para atraer inversiones, pues este factor es imperativo  sobre la rentabilidad de cualquier negocio.

En ese marco, la Cámara de Comercio y Producción de La Libertad ha invocado a mantener la calma, a respetar la institucionalidad, la división de poderes y velar por los grandes intereses del país. La vacancia al presidente Pedro Pablo Kuczynski no prosperó, la mayoría de las bancadas que apoyaron la vacancia no lograron el número mínimo de votos para llevar a cabo este propósito, por lo tanto, se ha preservado la institucionalidad, la democracia y la independencia de poderes. Hemos superado esta crisis, sin que esto signifique impunidad de actos delictivos que se sancionarán siguiendo el debido proceso.

El 2018 debe ser un año para practicar lo aprendido en estos últimos meses: la transparencia y control de la corrupción deben guiar la administración de los recursos públicos, para fortalecer la economía y el bienestar de nuestra población.

Todos los peruanos tenemos derecho a un gobierno transparente, que demuestre mayor compromiso con la sociedad y obstaculice la existencia potencial de intereses particulares (corrupción). Que el 2018 sea un año de acción, porque no podemos detenernos, la agenda nacional está cargada de importantes necesidades y francas expectativas.